«Ver a tanta gente haciendo cola desde las ocho de la mañana es un verdadero drama pero nos quedamos con todo lo bueno que nos dejó la víspera de Navidad». Para Antonio Méndez, presidente de la asociación benéfica Ángeles Malagueños de la Noche, hay pocas cosas tan reconfortantes como ayudar a quienes más lo necesitan y si es en estas fechas, cuando algunos echan de menos el calor de los suyos, la gratificación se multiplica.

Así lo expresaba ayer el portavoz de la ONG ubicada en el pasillo de Santo Domingo después del reparto de 2.500 cenas de Nochebuena a personas sin recursos en el que colaboraron un centenar de voluntarios. Era la tercera vez que la asociación hacía este llamamiento navideño a la ciudadanía -otros años llamada ‘operación pollo asado’- pero nunca la respuesta había sido tan masiva ni para los que sumaban su granito de arena en la ayuda a los desfavorecidos, ni para los que hacían cola a la espera de llevarse un plato caliente a la mesa.
«Se han superado con creces todas las expectativas y los malagueños han triplicado las previsiones estimadas comprando el menú solidario», informó Méndez, tras agradecer la ayuda de los 20 asadores que participaron en la campaña. Ellos se encargaron de preparar la cena compuesta por pollo asado, patatas fritas, fruta y turrones cuyo coste fue de seis euros. Esa es la cantidad que aportó cada donante a la causa.
El presidente cree que el éxito de la campaña se debe a la transparencia que siempre ha mostrado el colectivo y a su petición solo y exclusivamente de comida. «Somos una ONG sencilla y a la gente le gusta nuestra forma de trabajar, eso de que no aceptemos dinero sino alimentos o utensilios de cocina para trabajar en la cocina ha conseguido que los ciudadanos se vuelquen con una causa que tristemente va creciendo en necesidades», lamentó. Y es que no todos los que aguardaban en la explanada de la iglesia de Santo Domingo eran indigentes. Ahí encontramos el origen de esta ONG pero ni mucho menos su futuro. «Había jóvenes, inmigrantes, jubilados, familias enteras, personas desahuciadas… Tengo en la memoria imágenes que no se me van a olvidar fácilmente, en las que te das cuenta de la necesidad real que hay en la calle. Al menos me llevo la satisfacción de haber estado con ellos en ese día tan señalado, sin duda me dieron tanto o más como yo pude darle a ellos», comentó Mari Paz Melgarejo.
Esta joven voluntaria asegura que el trabajo se hizo muy ameno a pesar de que la jornada empezó desde bien temprano. «El reparto de comida tuvo lugar de nueve de la mañana a nueve de la noche y la cena desde las cinco de la tarde hasta las nueve. Y durante todo ese tiempo no pararon de llegar personas en apuros, lo que denota la situación dramática a la que nos enfrentamos. La mayoría se avergüenzan pero si vienen es porque no pueden más, las penas con pan son más llevaderas», apuntó.
Por eso los voluntarios también regalaron abrazos y muestras de cariño mientras entregaban lotes de comida para una semana además de las cenas. En total, se repartieron más de 32.000 kilos según la organización. «Los packs incluían leche, zumos, pasta, sopas y todo tipo de productos no perecederos que nos han ido llegando estos días tanto de particulares como de empresas que han arropado la iniciativa. Algunos nos decían que iban a utilizarlos para la cena de Nochebuena y otros para echar la semana restante», resaltó Melgarejo.
Una larga espera
La espera se hizo más leve con café caliente y dulces navideños. Y sobre las anécdotas, los voluntarios se quedan con los padres y madres de familia que les contaban como sus hijos no entienden de crisis. «Haciendo cola había gente de bien que hasta hace poco trabajaba o tenía un negocio y lo han perdido todo. Ahora están embargados, con deudas y la familia no les puede ayudar, así que no les queda otra que pedir caridad», dijo Felisa Castro, fundadora de la ONG hace 15 años.
Actualmente, su labor dista mucho de esos orígenes donde apenas repartía 30 bocadillos a indigentes, ahora reparten 1.500 cenas frías cada noche y 1.200 platos de comida casera a mediodía, e incluso han tenido que abrir un turno de desayuno al que ya acuden casi 300 personas. De ahí que los Ángeles Malagueños de la Noche recuerden que tras esta campaña navideña vuelve el día a día a la caseta del pasillo de Santo Domingo, aunque nada mejor para afrontar el camino que este respaldo de generosidad de los malagueños y, también, del nacimiento de nuevos voluntarios.
«Sin ellos este proyecto no funcionaría. Tenemos más de cien, gran parte de ellos personas que antes nos pedían comida y ahora quieren devolver ese agradecimiento de esta forma», señala Castro que vaticina trabajo para rato. «El año próximo será igual o peor que este y todas las manos son pocas. Lo mejor de este trabajo es tener recursos para dar respuesta a tanta necesidad», dijo la artífice del proyecto. Los voluntarios ya se han puesto manos a la obra para repartir todos los alimentos donados en Nochebuena, que seguro vendrán de maravilla en la recta final de año.

Fuente: DiarioSur.es