Panasonic y Philips, dos de los gigantes tecnológicos mundiales, han sido los últimos en reorientar sus negocios. La electrónica de consumo no pasa por su mejor momento, acusando la debilidad de la demanda en los grandes mercados de Europa y Estados Unidos y la competencia de los bajos costes de los fabricantes asiáticos.

En este contexto, Panasonic, que duplicó sus pérdidas en los nueve primeros meses de su ejercicio fiscal, que comienza en abril, hasta 4.960 millones de euros, anuncia su entrada en campos como la automoción, la aviación y la energía.

En un horizonte en el que ha detectado «signos de mejora» de la economía global (de hecho, tuvo benefaicios en su tercer trimestre), quiere extender su actividad fuera del hogar («salir del salón de casa», dice su presidente, Kazuhiro Tsuga), y darse a conocer fuera de Japón en otros negocios, donde ya trabaja, sobre todo en su país. Allí, su actividad se extiende desde la construcción y venta de casas eficientemente energéticas hasta el desarrollo de baterías para automóviles, especialmente tras la compra de Sanyo.

Panasonic ya anunció en noviembre su entrada en el mercado europeo de iluminación con sus lámparas LED de bajo consumo, aprovechando que la UE prohibió unos meses antes la fabricación y venta de bombillas incandescentes en el Viejo Continente.

El segmento de energía, basado en productos que permitan su creación, almacenamiento y administración, incluye también paneles solares, baterías, pilas de combustible y sistemas de gestión (que controlar el consumo y vigilan la vivienda de modo inalámbrico), y se ha convertido en el buque insignia de la multinacional nipona.

La japonesa, por ejemplo, aspira a ser una de las tres líderes en paneles solares en 2016. En Europa, donde tiene una fábrica de paneles en Hungría, su venta se concentra actualmente en Reino Unido y Alemania. Además, ha abierto una nueva planta en Malasia para incrementar la capacidad total de la producción.

En Europa

Entre sus trabajos, el mayor panel solar de Londres. El puente Victoriano es la base para la nueva estación de Blackfriars y contará con un techo nuevo con más de 6.000 metros cuadrados de paneles fotovoltaicos.

También en Europa, aunque no comercializa las pilas de combustible, que producen electricidad y agua caliente mediante la combinación de gas natural (hidrógeno) y aire (oxigeno), cuenta con dos centros de investigación en Langen (Alemania) y en Gales (Reino Unido) que trabajan en el desarrollo de este sistema para el mercado europeo.

En el campo de la aviación, Panasonic diseña sistemas de entretenimiento y comunicación (Internet de banda ancha, telefonía móvil y televisión) con tecnología de pantallas táctiles. Singapore Airlines (SIA) será una de las aerolíneas que instalará este sistema en más de 40 de sus aviones Airbus y Boeing entre 2013 y 2014.

Las baterías para coches eléctricos son las estrellas en el área de automoción, junto a sistemas de conectividad para el vehículo. La aplicación de las baterías de ion-litio a los coches eléctricos es uno de los desarrollos en los que más se está volcando.

El objetivo final de esta estrategia es ofrecer productos no sólo innovadores, también inteligentes y especialmente ecológicos, uno de los aspectos incluidos en la estrategia del grupo que quiere ser la empresa más verde del sector en 2018. El propio Tsuga define ahora a Panasonic como una ecoingeniería, un cambio que se trasladará también al eslogan de la marca. La compañía busca ya un sustituto para su mítica Ideas for life, que ha marcado su evolución desde 2003.

Si hay una marca ligada a la televisión es Philips. Pionera a principios del siglo XX en la fabricación de televisores y radios y pieza clave en el desarrollo del CD, la venta de sus negocios de audio, vídeo, multimedia y accesorios a la japonesa Funai Electric, por cerca de 150 millones de euros, pone casi el punto final a la presencia de la multinacional holandesa en el negocio de electrónica de consumo.

En abril de 2011, anunciaba un acuerdo para crear una sociedad conjunta con TPV Technology que se encargaría de su deficitario negocio de televisión. La hongkonesa tendría el 70% y Philips el 30% restante. La nueva sociedad podría utilizar la marca Philips durante cinco años, con una renovación automática por cinco años más, sujeto a indicadores de rendimiento.

El grupo está inmerso en un proceso de reducción de costes, que le ha permitido cerrar 2012 con un beneficio de 231 millones de euros, frente a las pérdidas de 1.291 millones de un año antes.

En la pasada década Philips fue un ejemplo de cómo reinventarse para superar las dificultades, llevando a cabo una completa reorganización.

Mientras que se desprendía de sus participaciones en Universal Music, la consultora Atos Origin, el proveedor de mapas digitales Navteq, la filial de componentes para aviones Philips Aerospace, el negocio de monitores de ordenador y pantallas planas (lo adquirió TPV) y el de semiconductores, en paralelo se reforzaba en nuevos segmentos de mercado.

Política de adquisiciones

De ese modo, emprendió una política de adquisiciones de compañías de equipamientos médicos o cuidado de la salud, entre ellas Respironics, Agilent, Stentor, Witt Biomedical y las divisiones de sistemas médicos de Marconi y Adac, al igual que la marca de productos para bebés Avent. Las compras se extendieron al área de iluminación para convertirse en uno de los grandes de la iluminación LED, entre ellas, la española Indal en 2011.

Con estas operaciones se conformaron dos de las tres áreas de negocio en las que se reorganizó la compañía: Salud y Alumbrado. Ambas aportaron el 40% y el 34%, respectivamente, de la facturación en 2012. Tras la venta del negocio de audio y vídeo, la tercera, Estilo de vida, se centrará ahora en el pequeño aparato electrodoméstico (afeitadoras, secadores de pelo, planchas y cafeteras) que también ha dado nombre a Philips.

Fuente: Expansion.com