La jornada primaveral prenavideña que se vivió ayer en la capital, unido a la coincidencia del primer domingo de apertura libre de los comercios y las celebraciones de comidas y cenas de amigos y de empresas convirtieron ayer el Centro en un hervidero, con miles de personas congregadas en torno a las calles del casco histórico, pero también a ejes como el del Muelle Uno y el Parque. Las colas fueron la tónica habitual para los que pretendían acceder a los aparcamientos públicos o a referentes de la Navidad, como el Belén del Ayuntamiento. Tampoco fue mal en los bares y restaurantes, aunque en las tiendas el panorama no era ni mucho menos el esperado, hasta el punto de que algunos comercios tradicionales ni siquiera abrieron (tras la malas ventas del sábado).
El terral elevó los termómetros hasta superar los 21 grados, y a las 22.00 horas todavía se superaban los 17, según la web de Aemet. Esto es, el ambiente perfecto para salir a disfrutar de las terrazas, que estaban abarrotadas. Así lo vivió la malagueña Gema López, quien acudió con una amiga de Santander: «Ella iba haciendo fotos para enviárselas a su hermana, porque no se creía que estuviéramos ¡tomando café en una terraza en pleno diciembre!»
Rafael Prado, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería (Aehma) comentó que la jornada había estado muy animada, al ser el primer fin de semana de cenas de Navidad: «Está dentro de la tónica que esperábamos, con mucha gente y el nivel de gasto estabilizado. La oferta y la demanda se han cruzado y han encontrado un punto óptimo de precio».
Patricio Gutiérrez del Álamo, director de Muelle Uno, recalcó que ayer todos los comercios estuvieron abiertos, con el recinto portuario «en su máximo esplendor», gracias a actividades paralelas como el zoco, el mercadillo de creadores y conciertos en directo. Según los primeros cálculos, ayer se recibieron más de 30.000 visitas, lo que lo convirtió en uno de los principales polos de atracción de la ciudad.
En cambio, el comercio tradicional no termina de encontrar su sitio durante los fines de semana. Trinidad Fernández-Baca, presidenta del Centro Histórico, alegó que muchos de sus asociados había decidido no abrir porque el sábado fue «nefasto» en cuanto a ventas, y consideran que no trae a cuenta levantar la persiana. «El comercio abre el domingo cuando sabe que tiene negocio, pero ayer solo había gente paseando o en los bares y restaurantes, pero no de compras; por la calle se veían muy pocas bolsas y en las franquicias, que están abiertas hasta las diez de la noche, los clientes se podían contar».
Fuente: DiarioSur.es